Profecía entre Bosawás y el Cocibolca. Por Carla Bermúdez

Vi perderse en la oscuridad,
 la perenne y cristalina fuente
 de los ojos de agua de esta
y aquella montaña

Al compás del viento
miré a las aves huyendo de sus verdes
fortalezas

Así como San Juan, yo miré las multitudes
acumuladas de tanto olvido,
 y vi correr el agua empapada
 de sangre.

En medio del éxodo,
 la incrédula mirada y la escéptica palabra
se convirtieron en estampidas de miedo

Tarde, tarde, muy tarde…
porque la miseria y la peste
poco a poco envolvieron el confort
del acero y el concreto.